Puesto que la selección apropiada de las meriendas ayudará a controlar tanto el apetito como el peso, las mejores opciones son las frutas frescas o verduras crudas que, además de llenar el estómago, aportarán vitaminas, minerales y fibra, sumamente esenciales para la salud y de muy pocas calorías.
Esquivar los “vacíos”
Lamentablemente, los alimentos más fáciles de conseguir suelen ser los que más engordan. Muchos de los alimentos listos para comer, en especial los productos procesados, como las gaseosas, el chocolate y las papitas, contienen grandes cantidades de azúcares y grasas saturadas. Estos se conocen como “alimentos vacíos” porque en una porción pequeña aportan muchas calorías, aunque lo más probable es que no satisfagan el apetito. Aún más, si uno se alimenta regularmente a base de este tipo de comidas se corre el riesgo de engordar, padecer enfermedades crónicas, como la diabetes, y sufrir deficiencias vitamínicas y de minerales. Estos alimentos deben consumirse esporádicamente y no a diario. Debemos pensar que más vale la salud que la conveniencia de abrir una bolsita llena de químicos.
Elecciones de primera
Las meriendas bien seleccionadas y planeadas no solamente son sanas y nutritivas, sino que al mismo tiempo pueden ser sabrosas y fáciles de preparar. Puedes considerar las siguientes opciones:
- Frutas: Estas son las meriendas más rápidas, sanas y accesibles. Las frutas están en la categoría de “alimentos densos”, ya que proveen varios nutrientes y pocas calorías en una porción moderada.
- Palomitas de maíz bajas en grasa y ligeramente saladas. Mejor aún, reventadas con aire y no con aceite.
- Vegetales: Se puede preparar una merienda sustanciosa con estos alimentos ricos en vitaminas y minerales, mezclando varios tipos de verduras. Hay que evitar ponerles condimentos altos en calorías, ya que se arruinaría el propósito de comer algo saludable.
Planear para triunfar
Una de las mejores cosas que podemos hacer es planear con anticipación las comidas (desayuno, almuerzo, cena y meriendas), pues así evitaremos consumir alimentos poco nutritivos y altos en calorías, al tiempo que controlaremos nuestro peso.
Como estrategia, podemos almacenar una cantidad de alimentos nutritivos en el refrigerador. Cuando tengamos tiempo de cocinar, preparamos una buena comida con alimentos frescos, pero en mayor cantidad de la que vayamos a consumir en ese momento, y conservamos la que sobre en el congelador para que simplemente la descongelemos cuando tengamos prisa, en lugar de comprar alguna comida rápida.
Debemos recordar que, cuando tenemos hambre, somos capaces de comer cualquier cosa que tengamos a la vista. Por lo tanto, hay que actuar con precaución y tener siempre a la mano comidas y meriendas saludables.
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